“Más vale una cosecha de prevención que un Kilo de curación.”
Benjamin Franklin
Comienza el otoño y nuestro cuerpo comenzará a sufrir cambios para adecuarse a la nueva estación que nos brinda la naturaleza. Según la Medicina tradicional China, es momento de aumentar nuestras defensas y despojarnos de todos los residuos y toxinas que hemos acumulado durante el verano.
El órgano y víscera al que le pondremos mayor atención es el Pulmón y el Intestino Grueso.
Renovación: Con el otoño, una época de renovación, y con ello la caída del cabello como la de las hojas en los árboles. También brotan las lesiones de la piel, como eccemas, dermatitis, psoriasis, …etc. Usaremos complementos naturales para mejorar este tipo de afecciones, cápsulas para fortalecer el cabello, ampollas especiales para regenerar el cuero cabelludo.
Para la piel, mantener una buena hidratación diaria y usar jabones naturales o que no alteren mucho el Ph de la piel.
Otras agresiones que aparecen en este tiempo, dan como resultado trastornos desde la nariz hasta los pulmones, incluyendo la garganta. El Pulmón mediante la aportación de aire puro en lo posible con la práctica de la respiración lenta y profunda siempre que podamos con el fin de procurar un intercambio completo no solamente en cuanto a la respiración pulmonar se refiere, sino permitir que se extienda y permita una respiración celular o interna suficiente. La respiración y el cambio están muy asociados: sugieren un proceso de constante cambio, inspirar y espirar, tomar y dar… según el budismo cada inspiración es una nueva vida y cada espiración un poco de muerte. Así que puedes elegir experimentar pesimistamente toda respiración o cambio en la vida prestando atención a lo que se va al espirar, o disfrutar lo nuevo que llega con cada inspiración. Los pulmones tienen mucho que ver con el equilibrio del cuerpo y son el receptáculo de la energía celeste, con cada inspiración respiramos el espíritu puro del cielo. El ritmo de la respiración mantiene el orden la circulación sanguínea y también está relacionado con la energía vital.
También la nariz está asociada al mismo elemento. Los tejidos del cuerpo gobernados por el metal y activos en otoño son la piel y el pelo. El sabor el picante y especiado. Estos sabores limpian los senos nasales, y, en su justa medida, beneficia los pulmones. En exceso los perjudica. Generalmente la atracción desmesurada o el desagrado excesivo de estos sabores nos pueden indicar un desequilibrio del metal.
La piel está también muy relacionada con los problemas pulmonares. El asma, los eccemas, las dermatitis, las erupciones se asocian a los catarros e infecciones pulmonares. La piel es el órgano más grande de eliminación de toxinas del cuerpo. Así que cuando comiences tu limpieza interna no te sorprendas si te salen granitos. Por lo mismo, cuando te salgan granos observa cómo están tus pulmones….!
Si se tiene una tos áspera y seca, los pulmones tienen que ser enfriados con alimentos de carácter frío, como las manzanas y las peras cocidas, el apio y el alga nori.
El intestino grueso debemos mantenerlo lo más limpio posible. La congestión del intestino grueso es la causa de muchas enfermedades. Muchos dolores de cabeza, de garganta, sinusitis y falta de energía, pueden ser consecuencia del mal funcionamiento del intestino. Para ello procuraremos comer alimentos ricos en fibra natural para defecar a diario. El estrés es uno de los mayores enemigos del intestino grueso y, como hemos referido al hablar de este órgano y sus relaciones, el correcto fluido de nuestras acciones en cuanto a dar y tomar.
Es por ello que debemos aumentar el consumo de alimentos picantes que brinden un calor interno para protegernos de los síndromes por viento frío típicos de este cambio, ya que pasamos de temperaturas muy cálidas a muy frescas en cuestión de horas. Éstos alimentos son: sopas calientes, infusiones, jengibre, hojas de laurel, alcaparras, cardamomo, cebollino, canela, clavo, eneldo, hinojo, puerro, orégano, nuez moscada, romero, tomillo, la cúrcuma, el berro, el germen de trigo, col, nabo,pimienta, canela, así como las legumbres.
Para aumentar nuestras defensas se deberá tomar compuestos de equinácea y se puede acompañar de jarabe de pino en caso de que haya lesiones respiratorias crónicas o resfriados y gripes.
Depuración: por último, saber que es época de limpiar nuestro cuerpo mediante complementos depurativos, es muy recomendable la alcachofera, el grosellero, el rábano negro o el ajo.Existen comprimidos naturales y preparados muy ricos que resultarán más fácil y cómodos para tomar.
Como alimentos para nuestro Intestino Grueso, recomendamos alimentos integrales, cereales y sobre todo cebada, así como verduras verdes y amargas sin olvidar las frutas (uvas, manzanas, peras, piña…). Arroz integral, mijo, azuki, castañas, aceitunas, zanahorias.
La parte emocional: Por otro lado, no debemos olvidar la parte emocional que se despierta en este momento tan particular del año, ya que nos embarga un sentimiento de melancolía y tristeza que pueden condicionar hasta a la hora de dormir o alimentarnos, tanto por exceso como por defecto. El pulmón se desahoga a través de la lágrima y es un momento de duelo interior el que florece en nuestro ser, por ello se recomienda realizar respiraciones profundas para oxigenar las células de todo nuestro cuerpo y hacer ejercicio, sobre todo yoga, pilates y meditación. De esta forma, calmamos la mente y la intentamos llevar a un equilibrio profundo.Hay que intentar eliminar desapegos que nos encadenan y terminar aquellos proyectos que empezamos antes del otoño, puesto que es momento de recoger los frutos de cosechas pasadas.
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