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Ha llegado el otoño y con él, las setas y los hongos, las “estrellas” de esta estación. Es en esta época cuando disponemos de más variedades y tipos de setas, ya que es la más adecuada para que fructifiquen. Entre las más conocidas destacamos los níscalos, boletus o amanitas. Aunque la mayor variedad de especies la podemos encontrar en los bosques, ya que su suelo aporta la materia orgánica necesaria para que crezcan. En Europa se han clasificado unas 2500 especies de setas, de las cuales solo un centenar son comestibles.

Las setas contienen una cantidad importante de sales minerales, entre las que abunda el potasio y el fósforo. También aportan zinc, manganeso, hierro, cloro, boro y azufre.

EL CONSUMO DE SETAS Y HONGOS OTOÑALES AYUDA A LA FUNCIÓN INMUNOLÓGICA, gracias a su contenido en cobre, el consumo de setas sube las defensas, y sus componentes ayudan al buen mantenimiento de dientes, huesos y mucosas del cuerpo.


*Son muy ligeras y contienen una gran cantidad de agua, excelente para dietas.


*Gracias a su contenido en potasio son excelentes para eliminar la retención de líquidos.


*Su contenido en fósforo mantiene los dientes y huesos fuertes, así como a las actividades mentales y a mantener el organismo tranquilo, evitando el estrés.


*Excelentes para la salud de las uñas, el cabello, y evitar su caída.


Las setas se pueden consumir a la plancha, salteadas con ajo o cebolla, mezcladas con huevos en tortilla o revuelto, como guarnición acompañadas de pasta, arroz y una infinidad de posibilidades.
Hay que considerar que son poco recomendables para personas con problemas de ácido úrico, gota y litiasis renal.