POLEN

El polen es uno de los productos de la apiterapia, junto con la miel, la jalea real y el própolis o propóleo, creados por las abejas. Es conocido como “el pan de las abejas”.
Las “curas” de polen durante cierto tiempo son muy adecuadas para recuperar fuerzas después de estados convalecientes, en casos de fatiga o cansancio, astenias primaverales u otoñales, debilitamientos en general, apatías y sobre todo anemias, ya que aumenta la producción de hemoglobina, en pocas palabras, renueva la sangre.

Es un buen ayudante para el hígado, tiene un efecto corrector en altos niveles de colesterol.

Asimismo da buenos resultados en problemas de la menstruación o trastornos de la menopausia asociados a inflamaciones de estos tejidos, así como de la próstata o incluso de las vías respiratorias. Aquí incluiríamos al cerebro, y con él, un aumento de la concentración y la memoria y la motivación en general, siendo especialmente apropiado para los ancianos.

Tomado con regularidad, es un complemento excelente para casos de depresión y ansiedad, irritabilidad y neurastenia. Aporta energía rápidamente, y es un regenerador de primera calidad. Incluso se habla de que es capaz de restablecer algunas proteínas que se rompen debido a frecuentes exposiciones a radiaciones.

Fortalece el pelo y ayuda a combatir la caída del cabello, mejora la visión y previene la gripe, actuando como barrera inhibidora de ciertos gérmenes, podemos decir de él que es un remedio bastante universal, tomado con constancia.