Aunque la microbiota intestinal puede adaptarse a los cambios, en algunas situaciones puede aparecer una pérdida de balance en su función normal y composición, produciéndose un desequilibrio entre las bacterias protectoras y las dañinas a favor de estas últimas. Nos encontramos entonces frente a una disbioisis. La disbiosis puede estar relacionada con problemas de salud, tales como desórdenes funcionales del intestino, enfermedad inflamatoria intestinal (EII), alergias, obesidad o diabetes.
Varios factores pueden influir para generar un desequilibrio patógeno intestinal:
- En niños nacidos por cesárea, hay un retraso durante 6 meses de la implantación de Bifidobacterium y Bacteroides.
- Partos prematuros, retrasos en la colonización de Bifidobacterium.
- Ausencia de lactancia materna. La leche no natural produce más diversidad pero es menos protectora.
- Los antibióticos aumentan los patógenos oportunistas como Clostridium difficile.
- Exceso de higiene, envejecimiento, estrés, alimentación muy rica en carbohidratos y azúcares…
Los efectos negativos de la disbiosis son:
- Alteración del efecto barrera, colonización de Clostridium y las consiguientes enterocolitis,diarreas, etc.
- Alteración de la inmunidad, ya que la flora buena activa los linfocitos T, protege frente a patógenos, evita alergias e intolerancias alimentarias (eczema, rinitis, asma). Puede dar lugar a enfermedades autoinmunes (ataques a la propia mucosa) como el Crohn, colitis ulcerosa.
Para devolver el equilibrio a la flora intestinal debemos tomar una serie de medidas que están encaminadas a restablecer la microbiota y, por otra parte, a frenar el crecimiento y eliminar microorganismos patógenos. Para ello es imprescindible realizar cambios en la dieta, e implementar en la alimentación promotores de bacterias saludables como prebióticos y/o fibra dietética y probióticos.
También debemos realizar cambios en los hábitos de vida, evitando situaciones de estrés, sedentarismo, o los tratamientos con antibióticos que pueden ralentizar la recuperación del equilibrio intestinal.
Múltiples estudios han demostrado los efectos beneficiosos en nuestra microbiota intestinal de los prebióticos y probióticos. Los prebióticos ayudan a mejorar el funcionamiento de la microbiota mientras permiten el crecimiento y la actividad de algunas bacterias buenas, actuando como “alimento” para ellas.
Por su parte los probióticos, presentes en algunos alimentos fermentados como el yogur, ayudan a la microbiota intestinal manteniéndola equilibrada, íntegra y diversa.
PROBIÓTICOS
Son microorganismos vivos, inactivos, o incluso sus componentes celulares, que cuando se administran en cantidad adecuada confieren beneficio para la salud del huésped. Nos referimos a microorganismos.
EFECTO NUTRICIONAL DE LOS PROBIÓTICOS
- Producen enzimas específicas que consuman el aprovechamiento de los nutrientes en el intestino.
- La degradación de los carbohidratos indigeribles da lugar a ácidos grasos de cadena corta.
- Pueden romper las sales biliares, evitando tóxicos y catabolizando el colesterol.
- Facilitan la ionización y convierten en sales solubles asimilables diversos minerales como Ca,Zn, Fe, Mn, Cu, P.
- Facilitan la digestión de la lactosa y la biodisponibilidad de la riboflavina.
- Disminuyen el pH, crean un ambiente desfavorable para los microorganismos patógenos.
- Producen sustancias bactericidas y bacteriostáticas que eliminan o inhiben a los patógenos y mejorar la función barrera de la microbiota intestinal.
- Neutralización de xenobióticos.
Tienen, además, beneficios inmunológicos:
- Activan los macrófagos locales para aumentar la producción de la Ig A.
- Modulan las citoquinas.
- Mejoran la inmunidad adaptativa e innata.
PREBIÓTICOS
Son ingredientes no digeribles de los alimentos, fundamentalmente azúcares y fibra dietética, que producen beneficios sobre la microbiota, favoreciendo su proliferación y diversidad.
Estimulan de manera selectiva el crecimiento y la actividad de la flora intestinal pero siempre respetando el ecosistema propio.
TIPOS DE PREBIÓTICOS
Nos encontramos con:
- FOS (fructo-oligosacáridos). Obtenidos por biotecnología a partir de sacarosa, por medio de la enzima beta-fructofuranosidase de Aspergillus niger. Achicoria, cebolla, alcachofas, puerros, espárragos.
Se comportan como “el alimento” de bacterias y probióticos, por lo que favorecen el crecimiento de Lactobacillus y bifidobacterias. Tienen la capacidad de disminuir el pH y mejorar la absorción del calcio.
- Inulina.
- GOS (galacto-oligosacáridos): fruta, leche, legumbres.
- Guar (goma guar parcialmente hidrolizada, Cyamopsis tetragonolobus).
- XOS (xilo-oligosacáridos): frutas, verduras, miel, leche.
- IMOS (isomalto-oligosacáridos): soja, miel.
- Lactulosa (obtenida por isomerización alcalina de la leche).
- Arabinogalactanos: corteza de alerce.
EFECTO DE LOS PREBIÓTICOS
El consumo de prebióticos mejora el tránsito intestinal, el mantenimiento de la mucosa intestinal, el balance de agua y electrolitos, la energía y absorción de nutrientes, aumenta la resistencia frente a patógenos, etc.
PATOLOGÍAS QUE PUEDEN MEJORAR CON LOS PROBIÓTICOS Y PREBIÓTICOS
- Diarreas esporádicas y crónicas.
- Diarreas por rotavirus.
- Diarreas asociadas a antibióticos.
- Infecciones por Helicobacter pylori.
- Encefalopatía hepática.
- Enfermedad inflamatoria intestinal.
- Intolerancia a la lactosa.
- Patología infecciosa general.
- Infecciones genitourinarias.
- Patologías del sistema inmunológico.
- Patologías neuropsiquiátricas y trastornos psicológicos.
- Infecciones respiratorias y otorrinolaringológicas.
- Patologías bucodentales, enfermedad periodontal y caries.
- Enfermedades metabólicas como obesidad, dislipemias, hipertensión, síndrome metabólico.
- Embarazo, dermatosis.
- Ciertas patologías pediátricas (otitis media, dermatosis atópica, enterocolitis necrotizante, cólico del lactante, prevención de obesidad).
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