La piel está directamente relacionada con la salud de nuestros intestinos, la piel expresa muchas veces lo que sucede en el interior del cuerpo.

rosecea tratamiento natural

Hablemos un poco del intestino:

1-      La mucosa: forma una serie innumerable de pliegues que se llaman vellosidades, encargadas de atrapar y absorber los nutrientes que le llegan con los alimentos.  Cada célula intestinal se dispone pegada a la siguiente por una especie de “pegamento” , con la finalidad que los nutrientes no se “cuelen” por las rendijas sino que atraviesen la célula de arriba hasta abajo. Y esto es así porque cada célula es una pequeña “fábrica”, que va procesando los alimentos para liberarlos a la circulación en la forma apropiada.  De manera que cuando el “pegamento” está estropeado, los nutrientes no procesados se “cuelan” en la circulación, ocasionando problemas a distancia: dolores articulares, dolores de cabeza, problemas cutáneos. Es lo que se llama “síndrome del intestino poroso”.

2-      La flora:  se llaman así a las bacterias que viven en el intestino. Tenemos 10 veces más bacterias que células, y de hecho pueden suponer hasta 2 kg del peso total de un adulto y constituyen el 50% de las heces.  Esta flora está en constante estudio y revisión, descubriéndose continuamente nuevas funciones dentro del cuerpo humano.  Existen más de 500 especies diferentes de las cuales predominan 30 a 40 especies.  Cuando la proporción de bacterias intestinales se altera y desequilibra  aparece una disbiosis, que produce muchas molestias digestivas e intestinales: hinchazón, gases, estreñimiento o diarrea…

3-      Sistema inmunitario intestinal:  aunque no sea un hecho muy conocido lo cierto es que el intestino es responsable del 60 al 70% de nuestras células inmunitarias. Allí forma distintas estructuras especializadas con la única misión de proteger al cuerpo. Es lógico: a través del tubo digestivo penetran muchas sustancias y el sistema inmune debe “vigilar” constantemente.  Cuando está desequilibrado pueden aparecer muchas enfermedades: alergias, infecciones a repetición por defensas bajas, enfermedades autoinmunes…

A estos tres actores podríamos agregar otra función importantísima: la de ser el segundo cerebro.  Este “cerebro” digestivo se conoce como Sistema Nervioso Entérico, que tiene millones de neuronas y neurotransmisores – sustancias que actúan como mensajeros capaces de influir en el estado de ánimo y la salud. Entre los neurotransmisores encontramos la dopamina, la serotonina y la histamina.  Muchos estados depresivos, ansiedad e irritación pueden estar relacionados con el déficit o exceso de estos neurotransmisores.  Por ejemplo:  cuando una persona está estreñida fabrica menos serotonina y por lo tanto puede ser propensa a alteraciones emocionales. Es lo que se llama la conexión “cerebro- intestino”.

¿Y cuál es la relación de algunas enfermedades de piel con el intestino?

Las alteraciones de la mucosa, como el síndrome del intestino poroso antes mencionado, se pueden asociar con cuadros como el acné, la rosácea,  la psoriasis o la dermatitis atópica. De hecho, está bien documentado que algunos pacientes con psoriasis pueden ser celíacos o tener intolerancia al gluten, lo que causa el sufrimiento y la inflamación de la mucosa intestinal.

Las alteraciones de la flora pueden originar disbiosis por bacterias proteolíticas.  Estas bacterias tienen el potencial de fabricar aminas biógenas, la más famosa de las cuales es la histamina, que en cantidades elevadas puede producir picores y erupciones o agravar cuadros como la dermatitis atópica,  la psoriasis y la rosácea.

Las alteraciones del sistema inmunitario intestinal pueden agravar o inducir estados alérgicos, dermatitis atópica y enfermedades autoinmunes.

Las alteraciones del segundo cerebro explican muchos estados anímicos que pueden acompañar a algunas enfermedades de la piel: estados depresivos, irritabilidad, ansiedad…

De allí que sea tan importante el enfoque integrativo: contemplar todos los síntomas del paciente, más allá de la piel, porque muchas veces responden a un mismo desequilibrio que hay que corregir. Cuando sea así, corregir los trastornos intestinales puede mejorar algunas enfermedades cutáneas y ciertos estados anímicos que las acompañan.

En caso de rosácea recomendamos la toma de unos buenos probióticos, citamos algunos completos como AcidophilusUltra de laboratorios Suravitasan, MicrofloraUltra de laboratorios Hausmann, Ergyphilus plus de laboratorios Nutergia, immuprobio de laboratorios HealtAid, Day-vit probio de Health Aid, Ferzym de spechiassol.

Algunos tienen unos niveles de ácido estomacal bajos, por ello se aconsejan tomar unas buenas enzimas digestivas como Nutri-zyme de laboratorios Nature´s plus.Al tener los ácidos estomacales bajos dificulta la adecuada digestión de la comida y favorece el crecimiento de bacterias. El estreñimiento o un intestino lento pueden tener un efecto parecido. Cuando aparecen granos o enrojecimiento es posible que el organismo esté tratando de eliminar toxinas que no se pueden eliminar adecuadamente a través del aparato digestivo. Imprescindible depurar el organismo con infusiones depurativas y que limpien a su vez la sangre, como la alcachofa, la bardana, diente de león, ortiga, beber agua tibia con limón en ayunas.

Alimentación

Come abundantes vegetales crudos: verduras, frutas, frutos secos, semilla, brotes, pues poseen enzimas que te ayudarán a obtener nutrientes de los alimentos. Las verduras de hojas verde son especialmente recomendables para las personas con rosácea, pues son ricas en minerales, tener cuidado con las espinacas ya que son muy ricas en histamina.

Aconsejaría retirar la carne de la alimentación por lo menos un mes mientras depuramos el cuerpo, ya que esta hoy en día contiene demasiadas hormonas y antibióticos, de consumirla una vez a la semana es suficiente y preferentemente ecológica. Bebe varios vasos de zumo de verduras frescas al día. Es posible que tu aparato digestivo no procese los alimentos correctamente y los zumos son un buen modo de enviar nutrientes directamente a tu torrente sanguíneo.

Asegúrate de que comes abundante fibra: vegetales preferiblemente crudos, cereales integrales (toma el arroz o la pasta integrales).

Los ácidos grasos esenciales reducen la inflamación. Toma pescados como salmón o caballa varias veces a la semana y toma semillas de lino cada día (una o dos cucharadas, con agua).

Suprimir leche y lácteos, aceptable yogur con moderación.

Muchas personas con rosácea tienen deficiencia de vitamina B. Se encuentra en el arroz integral, avena, germen de trigo y levadura de cerveza. Si tienes tendencia a padecer ansiedad, esta vitamina te ayudará también a calmarte.

Evita los alimentos que desencadenan los síntomas, como alcohol, cafeína y picantes. El azúcar y la sal yodada también dilatan los vasos sanguíneos.

Las grasas saturadas favorecen la inflamación. Evita los fritos y alimentos grasientos.

Las alergias alimenticias pueden producir síntomas similares a los de la rosácea. Comprueba si tienes alguna y elimina dicho alimentos de tu dieta.

No es aconsejable tomar antibióticos para esta enfermedad, pero si consideras que debes hacerlo toma yogurt natural o kefir, para reponer la flora intestinal que perderás con el uso de antibióticos.

Hierbas y suplementos

Clorhidrato de betaína. Mejora la digestión, sobre todo de proteínas, y la acidez estomacal. Toma de 1 a 3 cápsulas con cada comida. Reduce la dosis si notas ardor.

Vitaminas del grupo B. Ayudan a mejorar los síntomas. Toma 50 mg de un complejo vitamínico B.

Vitamina B12Ayuda a reducir los brotes de rosácea. Toma de 400 a 800 mcg de una forma sublingual o haz que tu médico te inyecte 1 cc una vez a la semana.

Bardana (Articum lappa). Se utiliza para tratar la rosácea y otros trastornos de la piel. Mejora la detoxificación y el equilibrio hormonal. Toma 300 mg tres veces al día.

Probióticos. Toma un producto que contenga al menos 4000 millones de organismos activos (bifidus, lactobacillus acidophilus) dos veces al día, treinta minutos después de las comidas. Ayuda a mejorar la salud de la piel.

Enzimas digestivas

Depurativos